Pasaron los meses y todo parecía seguir en la misma rutina. La misma que había encontrado hacía ya un año y diez meses. En realidad, no era ella felíz allí, pero que otra opción tenía? Se había hecho ella siempre la propuesta de hacer su trabajo lo mejor que pudiera y las propinas que dejaban aquellos hombres mientra se lavaban sus carros, eran testimonio fiel de ello. Sus clientes estaban siempre satisfechos, pero era más la necesidad de Nancy de hacerse querer. Por el negocio desfilaban siempre muchos hombres, uno menos fresco que otro con ella, pero no menos importante por la propina que podría ofrecerle.
Un jueves en la tarde ya cerca de las seis, un día que no ofrecía ninguna particularidad, solo la visita de un elegante extranjero que a todos dejo perplejo por tan inconfundible manera de conducirse. Se dirigió directamente a ella para pedirle cambio para una papeleta de dos mil pesos. De manera amable y cortes ésta le explico que sin consumo no podía abrir la caja registradora y le sugirió que si dispon;ia de algún tiempo, que lavara su vehículo. A Vittorino, como más tarde Nancy se enteraría se llamaba el elegante europeo, la forma tan graciosa y natural de ésta mulata le agrado y mas que nada le convenció sin mucho rodeo. Este pagó uno de los planes de lavado y se sentó a contemplar tan digno ejemplar de la mujer dominicana.
Nancy no era para nada lo que se acostumbraba a ver en Sicilia. Le llamaban la atención ese pigmento tan bronceado de piel y esos ojos oscuros que lo miraban con amabilidad. Le pidió un refresco que ella, a diferencia de los demás pedidos, le sirvio en un vaso. Las conversaciones de estos comenzarían aquella tarde media nublada al compás de un sazonado merengue. Vittorino era un hombre ya entrado en su cuarta decada. De pelo y ojos claros y de baja estatura, causaba en Nancy cierto escalofrío, pues le resultaba extrano que aquel "gringo" como ella le decía, motivara en ella cierto cautivo. Vitico (así empezó a llamarle) venía ya frecuentemente al car wash. Una semana lavaba el carro, otra sencillamente pedía que le aspiraran las alfombras, rogando quizás que la luz se fuera para tardarse un poco mas en la cafeteria y conversaba con Nancy de cosas que para el resultaban tan interesantes. Encontraba en esta mujer un cierto desahogo: Una emotividad tan grande y despejante.
La amistad entre estos crecía, y no era extraño ver como "Vitico" le llebaba algún "cariñito" a Nancy... algún detalle con que inconsientemente intentaba acercarla más a él.
Qué pasará entre Nancy y Vitico? Olvidará esta a Luisito? Se la llevara este a Sicilia? Se meteran los tigueres del Carwash con el "alacrán"? Ya veremos en el próximo capítulo de "Desilusión Maldita".
SNA.-
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