Decidí no hablar de Noel, porque ya es suficiente ver como la incompetencia de las autoridades es de tal calibre que tienen que morir 83 (por ahora) personas que dependen de que dos o tres hagan o no su trabajo para ellos poder vivir en paz en sus comunidades.
Una semana de lluvia sin para y la única explicación que pueden darle a la ciudadanía es que se les pasó, que les sorprendió una vaguada fuerte y que no se esperaba esta reacción.
Lamentablemente, mientras ellos estaban en campaña (para variar), miles de personas perdieron sus hogares, pueblos fueron borrados (o más bien lavados) del mapa y muchísima gente más morirá de hambre y deshidratación a causa de que se encuentran varados en lso techos de sus casas, o incomunicados, o sepultados de lodo.
De nuevo, es pa lante que vamos...
Ehl.