Wednesday, November 01, 2006

El Padre Nuestro por Jesucristo.

Estoy leyendo una serie de libros llamados "Operacion:Caballo de Troya" del autor espanol J. J. Benitez. Es un libro interesante, definitivamente no es una joya literaria, pero tiene sus puntos de interes. Estoy ya por la parte 4/6 y aqui me encuentro con un interesante escrito del Padre Nuestro, en el que Jesus le explica a sus hermanos terrenales como quiere que oren a su Padre Celestial.

Sobre la veracidad o no del escrito, eso se lo dejo a sus imaginaciones, pero de que esta lindo, esta lindo.

Ehl.



Padre Nuestro…
Porque El nos ha creado en verdad, como la ola que sin desprenderse, se separa del mar.

Que estas en los Cielos…
En los Cielos del corazón.

Santificado sea El, Tu Nombre…
Santificado, no solo porque la Ley lo ordene: Santificado porque nunca duerme; Santificado porque nunca hiere; Santificado porque ahora (seguramente) se sonríe ante nuestros problemas, ya que sabe su solución y la lección que aprenderemos de ellos.

Venga a nosotros Tu Reino…
El único capaz de armar el rojo de la rosa o de fabricar la geometría de las estrellas, pues ese es Su Reino: El de la belleza visible e invisible; la que se adivina debajo de la Justicia; la que sostiene un beso de amor; la de los hombres que jamás reclaman; la que regala al mundo sus cosechas; la que concede antes de que se abran los labios para rogar.

Hágase tu voluntad en la tierra como en los cielos…
Ya que a veces el Padre de los Cielos parece como si se hubiera ido de viaje, mas no hay que temer, porque El siempre esta presente. Aun cuando nuestra voluntad no coincida con la suya, El siempre sabe lo que conviene. Hacer la voluntad del Padre (siempre, a cada instante, aunque no la comprendamos) es el pequeño gran secreto de vivir en Paz.

El pan nuestro de cada día, dánosle hoy…
Pues el Padre es Sabio. Conoce a cada uno de sus hijos por su nombre y dispone todo lo necesario para que en la forma de trabajo, de suerte o de casualidad, ni una de sus criaturas quede desamparada. La codicia, la ambición y la usura, no son solo pecados contra los hombres: son estupideces, muy propias de los que han no han creído (o nunca supieron) que tienen un Padre inmensamente rico.

Perdona nuestras ofensas…
Sobre todo la que nadie conoce.

Y no nos dejes caer en tentación…
No en la tentación de violar el sábado o las siempre interesadas leyes del hombre, sino en la tentación de olvidarte, Padre de los Cielos; Si el peor de los pecados es menospreciar o ignorar a los que nos han dado la vida terrenal, que clase de afrenta será renunciar al Padre de los padres?

Y líbranos del mal,

Amen.