Friday, January 30, 2009

Sobre mi Visita Hoy al Congreso y la Suprema Corte

Como ya saben, el próximo Sábado 7 regreso a Washington, D. C., esta vez como Instructor de Presidential Classroom y acompañante de la XIV Delegación Dominicana. Como parte de la preparación de los jóvenes, hoy nos tocaban las audiencias oficiales en el Congreso Nacional y la Suprema Corte de Justicia.

Que tremendo ejemplo de que tan disímiles pueden ser dos instituciones públicas y cómo tan sólo unos metros de distancia pueden diferenciar la eficiencia y la incapacidad en dos de los símbolos de poder del Estado Dominicano.

La visita comenzó a las 9:00 en el despacho del Magistrado Juez Presidente Jorge Subero, quien nos ha recibido siempre humilde y siempre abierto a las preguntas de los Delegados. Como siempre, el tiempo no nos alcazó y tuvimos que cortar la visita por mitad, lo que me lleva a nuestra segunda visita y el objeto del presente post.

La improvisación nos recibe en el lobby. Yo estoy llamando desde las 9:00 al Congreso para que todo esté en órden a nuestro arribo, coordinado con la Oficina Senatorial de Santiago. Cuando llegamos, obviamente, nadie nos está esperando. Cuando finalmente nos reciben, nos llevan con un Guía más improvisado aún director a la Oficina del Senador por Samaná Prim Pujals... quien no estaba en su oficina y a juzgar por la actitud de las secretarias, tampoco nos estaba esperando. Para no cansar mucho, recorrimos las 31 oficinas del Senado, con el mismo resultado. No debo recordar que la cita se ha movido ya en dos ocasiones, con tiempo suficiente para preparar un recorrido, cuando menos, medianamente aceptable.

Luego de mucho hablar, decidí concluir abruptamente la visita en la Sala Augusta de la Asamblea Nacional, cuando ya nuestro guía, quien ignora completamente la diferencia entre un diputado y un senador, no tenía más nada que aportar, que caer en su propia trampa y seguir criticando la institución que a la fecha le aporta su cheque los 25 de cada mes.

Para concluir dicha visita, con toda la verguenza que podía recoger en las manos, hablé a mis Delegados sobre la importancia del cambio en nuestro país. De verdad que no podemos dejar que la improvisación nos siga arropando de la forma en que lo hace, solamente porque creemos que no nos afecta. En nuestro país, ni la juventud, ni la educación son prioridad de nadie y del que sí lo es, lo apartan del escenario. Los jóvenes de hoy deben de formarse para establecer un nuevo órden en nuestro país, porque claramente, el actual no está resultando.

Votar por el menos malo no es lo propicio, pero debe haber otra opción. Uno de los delegados preguntó, y qué pdoemos hacer dentro de la ley? Y Subero, en su infionita paciencia repsondió: Lamentablemente nada. Y tiene razón. En nuestro país la única forma de cambiar el sistema, es hacerlo de raíz y para eso debe haber una especie de revolución social. Pero sin balas ni explosiones, debemos hacerlo como dijo el Magistrado: Participando.

No obstante sigo molesto, por lo menos, mi pobre blog sigue aguantando el peso de todas las cosas que tengo que seguir viendo en mi país con todo el dolor de mi alma.

Mucho dolor.

Ehl.

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