Wednesday, August 06, 2008

Política

En nuestro país últimamente todos hablan de renovación de partidos. Todo el que haya leído éste blog mal que bien sabe sobre mis antiguas tendencias  Reformistas. Por un tiempo, creí en los procesos de renovación en los que se vertía  mi Partido e incluso colaboré con el proceso. No obstante ví como todo el que no logró lo que quería, no obstante haber perdido elecciones, dejó su casa y se fué donde el vecino a mendigar puestos. Pues eso es lo que han hecho, mendigar puestos en la administración pública para garantizar una parcela que no existe y nadie sabe medir.

Es cierto que las renovaciones implican cambios que en su momento deben surtir los frutos que denoten mejoría y cambio, que respiren novedad. En nuestro país, hablar de renovación y de "Quítate tu, pa' ponerme yo", es exactamente la misma vaina.

Todo esto, porque últimamente he visto como vuelven a hablar de unificación del partido. Blah.

A un grupo lo que le interesa es retomar una posición dominante en el electorado a través de la presentación de propuestas de oposición firme. A otros lo que les interesa es que Leonel sea el "líder" del partido para que no los boten del Gobierno. Blah. Qué cambio es ese?

Lo peor de todo es que ya nadie habla de valores. Vivimos en un país donde a ésta altura del juego Trujillo todavía es un cuco, la gente se cruza en rojo, se para en verde, el país gasta $2,500 Millones de dólares en un Metro que no usará nadie, pero no hay para aumentar los sueldos, donde nadie gana suficiente dinero y a todos nos está llevando el mismísimo, no obstante todos los años suben las ventas de Jeepetas de lujos en todos los estratos sociales.

Un país sin conciencia, que no se acuerda de nada. Y no obstante sigo con la fe de algún día ser Jefe de la Administración Pública, aunque debo admitir que con menos pasión que ántes.

Ya no me ilusiona el cambio al que podría contribuir, pues se que será más fácil que me tumben por no contribuir a la cuota de empleos del partido y los aliados, pues vivimos en un país donde el Gobierno no es más que la agencia de empleos con más éxito, dónde los méritos y las cualidades no bastan para lucirse ante una tarjetica o una llamada o un carnet de colores.

Pero tengo fe, de que aunque veo que todo seguirá siendo igual sin que a nadie le importe, algún día a alguien le va a importar.

O por lo menos quiero creer que así será...

Ehl.

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