Como todos saben, en el día de ayer, por la noche como siempre, se aprobaron las modificaciones a la composición del Consejo Nacional de la Magistratura y la creación del Tribunal Constitucional de la República Dominicana.
Tanto nadar para morir en la orilla.
Por un lado, el Consejo Nacional de la Magistratura; lo único que sirvió de la reforma de 1994 y que en cierto modo ha permitido una relativa independencia en el Poder Judicial (por motivos y razones que tampoco discutiremos ahora) a través de la cual se ha podido profesionalizar el cuerpo judicial de la República Dominicana a niveles no imaginados previos a 1997. Y todo para repartir entre políticos un órgano que fuere como fuere, se supone debe de contar con la participación de todos. De hecho su concepción permite que así sea, pero todos quieren estar de forma obligatoria y si no están se sienten que se les escapa el control de las cosas que no se supone que deban controlar.
Incluir al Procurador General de la República? Para qué? Otro voto para el Poder Ejecutivo, que es finalmente quien designa al referido.
Qué buscan con esto? La verdad que no entiendo, porque politizar la Suprema Corte de Justicia de nuevo sería regresar a esos mamotretos de tribunales que existían anteriormente y en defintiva, consagrará mi teoría de que un Juez de carrera la tendrá super difícil para acceder a la Corte, pues dudo mucho que los méritos y capacidades de los diferentes Jueces de Corte con que cuenta el país sean determinantes al momento de decidir si pueden integrarse a lo que se supone debe ser la corona con que todo Juez quiere concluir su carrera de servicio judicial, esto es, ser Juez Supremo. Ahí verán si tiene uno el carnet dle partido, si ha tenido algún tipo de simpatías y demás perlas requeridas para ser diputado o regidor.
Insólito.
Y por otro lado el famoso Tribunal Constitucional, que lo único que traerá es diferencias de opinión entre dos Tribunales Supremos y que definitivamente se prestará, bajo la premisa de que serán designados probablemente en un acuerdo de aposento del nuevo CNM polítizado, a cualquier interés "a sigún sea". Tendremos ahora dos Cortes enfrentadas sin tregua (esperemos que no) al mejor estilo de Tolkien y sus Dos Torres. Hasta riman los nombres.
Y ni hablar de la regla de que sólo podrá atender los casos sometidos por el Presidente, un porcentaje de una u otra Cámara, o bien (y esta es mi parte favorita) "...por cualquier ciudadano con un interés legítimo y protegido por la Constitución".
Anjá? Eso está muy bien! De hecho, corroboro con el Presidente de la Cámara de Diputados en que todos podrán acceder al Tribunal... El problema estará en que las demandas sean acogidas o no por falta de calidad.
Qué es, exactamente, lo que haremos con estos políticos?
Ehl.
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