Cuando callan las Almas
Capítulo II: Cambio de Actitud.
Supongo que nadie ha dicho que la vida es o debe ser perfecta. De hecho, siempre que me vienen con tonterías y exageraciones fuera de tono, recuerdo el nombre de aquella película, pero en realidad siempre hago eso cada vez que me dan ganas de molestar o hacer enfadar a mi comparte de turno.
2001 fue un año lleno de retos fuertes y experiencias vívidas, casi casi logro la meta trazada para ese año, o bueno una de ellas, pero como siempre, se acabaron las vacaciones y con ellas mis esperanzas de vivir el amor verdadero, quien sabe, quizás eso no sea para mí, o por lo menos no lo es ahora y creo que eso me trae a mi meta de este año. 2002 es mi año, creo que muchas cosas raras sucederán en el momento oportuno, pro ejemplo, he tomado cierta curiosidad por el baile, que no me llama la atención, pero es algo que hacen todos y si ellos pueden yo también. Así aprendí a manejar y mal que bien, ahí está la tan aclamada licencia. Por cierto, aprovecho la ocasión para confesar que si duré un año para sacarla, no fue por negligencia, sino más bien un detallado plan elaborado para asegurar mi éxito en dicha actividad. Si bien es cierto que soy todo un chofer en mi flamante (o flameante) fosforito, no menos cierto es que con el clutch, me declaro totalmente incompetente. Y no es que los RD$300.00 pesos no hayan valido el esfuerzo, pero de que los pagué, los pagué.
Con eso claro, retomo el tema de la vida. Debo decir que no estoy decepcionado con ella, todo lo contrario, siempre he dicho, que mientras más se cae uno en el camino, más fuerzas se tienen de levantarse y seguir caminando, aunque sea para volver a caer. Supongo que Angélica, mi amiga del alma en dolor y felicidad me comprende mejor, ella es como la almohada en la que siempre voy a llorar cada vez que a Joana le da por arruinar mi vida. Su novio Raúl es muy buen amigo, aunque ultimadamente me tiene un poco confundido, pero no por eso deja de ser uno de los mejores amigos que he tenido. Pero como ellos dos siempre se pelean y se arreglan, no me extraña para nada que haya pasado lo que pasó, aunque eso se veía venir.
Recuerdo como ahora, que Joana le tenía miedo porque la miraba raro en aquel famoso viaje a las Islas San Dolo, que hicimos en compañía de otras amistades para aprovechar el crucero a mitad de precio. Sin embargo, es que la miraba raro, es que el tipo tiene aires de criminal frustrado, muy intelectual, de estos que te miran y no sabes si quiere hablarte o matarte, pero eso pasa la primera, quizás la segunda vez, porque de la tercera en adelante, el tipo es muy gracioso y afable. Como dije antes, un buen amigo, alguien en quien confiar, o será así? Estoy seguro de que Angélica dirá lo mismo ahora, pero ya estoy seguro de que cuando se arregle las amígdalas de la caja toraxica, todo volverá a su normalidad.
Este año, será un año muy bueno, quizás ahora prenda a apreciar las cosas pequeñas, los detalles y por qué no, quizás por fin crezca y madure para complacer a mis enemigos a quienes tanto aprecio; sino fuera pro ellos no se ni donde estaría ahora. Empezó igual que como terminó, de maravilla. Supongo que me he dejado llevar de mis instintos monetarios, pero ya debo poner los pies sobre la tierra y enfrentar las responsabilidades de una nueva vida, como la que por enésima vez he decidido llevar. La diferencia entre estos años y los anteriores, es que ahora tengo el dinero suficiente como para hacer realidad mis sueños, en particular uno, al que ya no tendré que recurrir a la abdominoplàstia, pero que está en procesos. Angélica dice que hasta Febrero, peor en Febrero es que empieza el plan de cambio de vida. Ojalà que cambie la vida y no la gente, y todo por fin pueda ser igual. Hay tantas cosas de qué hablar y tan poco tiempo para hacerlo. Angélica dice que hay que dejar que las cosas fluyan, supongo que debo aprender eso, aunque mi agenda se niegue, pero para todo se presta uno en la vida. Ojalà que esas resoluciones, no pasen de palabras y ya que lo mencionan, creo que en vez de organizar el librero, como mi fiel amiga, yo terminaré pagándole a alguien para que lo compre, lo arme y lo arregle, para que así Fredesvinda, mi sirvienta de siempre, tenga mucho que desorganizar en todo el año.
Ehl.
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